martes, 12 de junio de 2018

Dibujando las primeras rayas

Aquella primera idea cerradita, linda, amistosa, se abrió y se pintó de colores. Es que estaba demasiado cerrado, demasiado prolijo. Y por más que estaba más que "mirable" no nos convencía. No porque estuviese mal sino porque podía estar mucho mejor. Nos gustaba como habíamos logrado el material, pero le faltaba color.
Entonces se le ocurrió a Nacho lo de siempre...entrar en complicaciones para mejorar el producto final."Para mi le falta algo", me dijo. Cuando me dice eso en mi cabeza me imagino agarrándolo de los hombros y sacudiéndolo para que reaccione y no volvamos a entrar en la vorágine de siempre. Pero de mi boca solo salen palabras para no matar su nueva idea. Me hago cómplice inmediatamente porque sé, en el fondo, que vamos a tener una producción mucho mejor, aunque nos lleve más tiempo y más sacrificio, y más tiempo, y más movimiento, y más tiempo, y más gente a involucrar, y más tiempo, y más gente a esperar, y más tiempo.
Uno de sus viejos contactos, de otras ideas, de otros proyectos, fue al primero que se consultó. Un llamado a Diego Fiorucci, dibujante, perteneciente a la Escuela de dibujo Barocelli. La idea le gustó de entrada, pero tuvo su reparo, el mismo que el nuestro, el maldito tiempo. Le ofrecemos participar de un proyecto que lo único que le puede ofrecer es otra forma de mostrar su trabajo. Claro que no es menor y él así lo entendió pero desgraciadamente se necesita eso que se llama dinero para vivir. Por eso nuestro pedido queda envuelto en medio de otros trabajos.
Siempre dispuesto a participar Diego nos invitó a la escuela donde da clases a que le hagamos la misma propuesta que le hiciéramos a él a algunos de los alumnos de la institución...

jueves, 7 de junio de 2018

Nos gusta repetir la historia


Otra vez lo mismo. En cada proyecto que emprendemos se repite la historia. Una idea, simple, casi minimalista. “Podemos hacer ESTO”. Pero  ese ESTO nunca termina siendo ESTO. A ese ESTO se le van a terminar agregando muchos otros ESTOS.
Lo hablamos siempre, con proyectos que vieron la luz y con otros tanto que se truncaron. Sabemos que no podemos hacer superproducciones. Sabemos que sin dinero la producciones que terminamos imaginando son poco menos que inalcanzables. Pero igual nuestra imaginación no sabe de costos y tiene más fuerza que el dinero. Entonces empieza a volar y desear cosas que ni el tiempo ni la plata  pueden obtener. Pero se intentan igual. La mayoría de las veces estos vuelos imaginativos terminan chocando o volviendo a la pista para hacer algo más alcanzable.
Mirá que lo hablamos…No agreguemos cosas que nos dificulten la producción, no salpimentemos por demás. Por más que sepamos que el producto final va a ser superior es mejor hacer algo que podamos y no que esté limitando con la utopía. Produzcamos algo factible, algo que sea más que digno y que podamos terminar. Porque muchas veces esa exagerada condimentación ha desperdiciado buenos ideas y ha desechado producciones que terminaron juntando polvo y debajo de ese polvo quedó todo el tiempo invertido.
Pero bueno. Siempre pierde. Todo este razonamiento criterioso y repetitivo siempre cae derrotado por una utopía. Por suerte siempre hay una utopía a la cual perseguir para nunca alcanzar. Es lo que nos mantiene en movimiento. Entonces nos movimos. La nueva idea de Nacho que no quise matar nos llevó a un nuevo camino. Más largo pero que lindo…