jueves, 30 de agosto de 2018

Las rayas armaron el camino

Avanzamos dibujando el camino. Fuimos a la Escuela Barocelli a dar nuestras razones, a explicarles por qué nuestro proyecto valía la pena de ser ilustrado por ellos. Con ellos me refiero a Diego y a varios de sus alumnos. Nos escucharon como si supiésemos lo que queríamos. En cierta manera sí lo sabíamos. Le podíamos explicar lo que teníamos y a dónde deseábamos llegar pero el medio, el nudo del asunto,  dependía del talento de ellos, a quienes estábamos tratando de convencer de compartirnos sus ilustraciones.
No trastabillamos. Seguimos con nuestra táctica jamás preparada y que más utilizamos. Nacho habla explicando la idea y cada vez que necesita explayarse sobre algo me mira y yo sé que cuando haga el punto en la oración tengo que intervenir. Y me meto. Me meto agregando nimiedades, comparaciones y contando sobre otros proyectos que hemos hecho. Parece que funciona. Nos fuimos contentos esperando que ellos se hayan quedado conformes con nuestro relato.
Les dejamos los textos para que los vean y analicen si su arte encajaba con alguna de esas narraciones. Con el tiempo llegaron sus respuestas. Algunos ya habían elegido el texto sobre el que iban a dibujar y otros estaban por decidirse. Todos estaban embarcados con nosotros.
Varios textos ya tenían nuevos dueños pero otros estaban huérfanos de dibujos. Seguimos buscando. Mails para acá, mensajes para allá. Muchas negativas pero terminamos encontrando muchas otras manos que nos terminaron de dibujar el sendero.